El Mar como Eje del Sistema de Comunicación

El descubrimiento del estrecho de Magallanes en 1520, permitió interconectar los océanos más extensos de la tierra y fue el eje clave para la primera circunnavegación del globo. A partir de ese momento, el estrecho cobra un valor geopolítico de primer nivel, pues por más de 50 años se pensó que no existía otro paso igual más al sur, y eso llevó a Pedro de Valdivia a asegurarse la ruta del estrecho mediante la expedición de Ladrillero, y años más tarde, la Corona decidió la fundación de las ciudades en esos lugares, con el fin de cerrar el tráfico a cualquier barco enemigo. Paralelamente, la navegación de la costa mejoró una vez que el piloto Juan Fernández descubriera la ruta de retorno del Perú más al oeste, evitando así la deriva de la corriente polar de Humboldt, descubriendo de paso las islas Desventuradas (San Félix y San Ambrosio) y las que hoy llevan su nombre; así se acortó a un mes el viaje que antes era de tres.

Estos descubrimientos, unidos a los que hiciera Alvaro de Mendaña al encontrar las islas Salomón, incentivó a los empresarios de la época a financiar nuevas expediciones en busca de tierras, como fue la de Juan Fernández bajo el patrocinio de Juan Jufré, que salió de Concepción y llegó a Nueva Zelanda. Si existían otras tierras no tan lejanas, Chile podría ser el eje de las conexiones de este océano.

En el primer siglo de conquista, el mar jugó un papel decisivo para el dominio y descubrimiento de nuevas tierras, como también para asegurarse el paso austral y abastecer las plazas fortificadas en la Araucanía. Tan clara era la importancia y dependencia del mar en esos años, que las primeras ciudades fundadas, lo fueron junto al mar o a un río navegable, como se puede comprobar en los casos de Concepción (actual Penco), Valdivia, La Serena, Imperial, Angol y Osorno. Sólo Santiago y Villarrica estaban al interior.

Esta situación cambió con la entrada de los piratas, corsarios y bucaneros, quienes con sus asaltos y depredaciones hicieron que la gobernación de Chile favoreciera el poblamiento interior y se retirara de la costa. Al mismo tiempo, por seguridad económica, la Corona concentró el comercio en Panamá y la ruta del estrecho no fue utilizada más que por los piratas, y a fines del siglo XVIII, por los balleneros estadounidenses y franceses. Estas flotas balleneras y loberas ejercieron junto a su oficio, el contrabando en la costa y en situaciones de guerra, España autorizó el comercio con los franceses, por los pactos de familia (los borbones reinaban en España y Francia) y con los estadounidenses, una vez que se independizaron de Inglaterra.

Al mismo tiempo, la Corona autorizó la libertad de comercio en 1778, para que numerosos puertos de España pudieran comerciar libremente con otros de Las Indias, lo cual favoreció las iniciativas internas, como fue la Compañía de Filipinas, que intentaba hacer el comercio entre Chile y Manila, sin estar sometida a la tutela de los mercaderes del Callao. Hay también proyectos de empresas balleneras, que no se llevaron a cabo. Este aumento del comercio hizo que el tráfico marítimo fuera mayor a fines del siglo XVIII y primeros del XIX, cuando varios comerciantes radicados en Chile tenían barcos para el cabotaje y la ruta del Perú.

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Fuente: http://www.revistamarina.cl/

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